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  • nachualvaro

Yo evalúo, tú evalúas, él...


Mi caso no se diferencia del de muchos maestros interino de primaria y supongo que también de secundaria. La mayoría de las veces me he encontrado con que las programaciones del aula están basadas en los libros de texto. Esto significa que las evaluaciones vienen dadas y lo que se hace es adaptarlas en relación a las adaptaciones curriculares de los alumnos y alumnas que tengamos en el aula. Eso si, en algunas ocasiones (cursos inferiores la mayoría de las veces) me he encontrado programaciones y de ellas las evaluaciones de los alumnos se realizaban en función de su trabajo en grupo, su actitud, como evolucionan...



A pesar de ello yo tengo siempre una premisa, escucho y leo los informes de los alumnos, pero intento que sean ellos los que me enseñen sus virtudes y sus defectos. Esto me ha servido para darme cuenta, que muchas veces, nos encontramos alumnos y alumnas que es el maestro el que hace que funcione más o menos el proceso educativo. Nuestra actitud como maestros, es muy importante para el funcionamiento del aula.

Personalmente siempre que he podido he realizado una evaluación inicial, y a partir de ahí voy evaluando durante todo el curso si han alcanzado o no los objetivos deseados, su actitud frente al problema, frente a los compañeros, su evolución… Para ello hago uso de rúbricas.

Las valoraciones obtenidas por parte de la evaluación, en la mayoría de las ocasiones únicamente sirven para saber si el alumnado es capaz de repetir como un loro lo que se les ha embutido en el aula. Pero, para ser sincero, poco a poco (quizá demasiado despacio) esto va cambiando, ya que se están integrando progresivamente formas de educar preparadas para poder desarrollar las competencias de nuestros alumnas y alumnos.

Verdaderamente creo que puedo estar orgulloso por mis evaluaciones, ya que a pesar de las muchas veces que me toca evaluar de forma predeterminada, muchas veces integro actividades y tareas que me ayudan para después poder evaluar las competencias del alumnado.

Por poner un ejemplo, el centro de este año, las evaluaciones de los alumnos y alumnas, las realizábamos exclusivamente los docentes, pero en todos los trimestres, los maestros paralelos preparábamos actividades complementarias que permitían evaluar su iniciativa, su socialización, los contenidos alcanzados y de ese modo, muchas de las competencias clave previstas.

A demás de estas, de pendiendo del área trabajada, se realizaba una evaluación de los contenidos mediante una prueba escrita o un trabajo relacionado con los contenidos desarrollados. Por lo tanto al final del trimestre teníamos calificaciones por pruebas escritas, por trabajos, por conducta, por su implicación en el aula, tanto por el aprendizaje de contenidos como de apoyo a sus compañeros. Cada una de ellas tenía una valoración predefinida y a partir de ahí, con todo ello se procedía a valorar a todos los alumnos. Por mi parte suelo recurrir a las rúbricas en muchas ocasiones, estas que me facilitan la tarea de evaluación. También en ciencias sociales y naturales, siempre que puedo, utilizo los portfolios como apoyo en la evaluación.


Por otro lado, esto no quedaba solo en la evaluación del alumnado, una de las actividades realzadas por todo el claustro para evaluar al centro, consistía en la realización de un DAFO, el cual permitía con el resultado obtenido, preparar al centro para el próximo curso, tanto en funcionamiento como en cursos de formación para todos los docentes.

La verdad es que este año, el centro en el que he estado trabajando, me ha permitido desarrollar mi labor como docente, otros años lo he tenido más complicado.

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